viernes, 18 de diciembre de 2015

El cielo y el infierno

Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí vio a mucha  gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba  llena de alimentos, a cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado. Tenían que comer  con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.


Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro vio que también allí había una mesa llena de  comensales y con iguales manjares.
Es este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos   los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el cielo, cada cual  se preocupaba de alimentar con los largos  palillos al que tenía enfrente.

De una leyenda china